Data: diciembre 25, 2020 | 18:18
EL COVID DESATA UN CHOQUE DE CULTURAS | Para que los espíritus sigan vivos, los cuerpos muertos deben ser incinerados; enterrarlos condena a las almas. El cementerio de Boa Vista no dispone hornos crematorios…

LOS YANOMAMI NO QUIEREN SER ENTERRADOS

Creen que si no siguen fielmente la tradición de cremar a sus difuntos, las almas de los difuntos se quedarán vagando en el mundo de los vivos sin encontrar paz. | VIDEO

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© Redacción Sol de Pando | Valeria Saccone | France 24

En Roraima, estado fronterizo con Venezuela, las autoridades sanitarias determinaron que 12 indígenas yanomami, muertos tras contraer el nuevo coronavirus, serían enterrados en los cementerios de la capital, Boa Vista. El inconveniente es que en la cultura yanomami los fallecidos tienen que ser cremados en medio de los bosques milenarios de su reserva, habitada por 28.000 personas.

El rito fúnebre es largo y complejo, pueden pasar hasta dos años para que los familiares entierren las cenizas. Los yanomamis creen que, si no se sigue a rajatabla estas tradiciones, las almas de los difuntos se quedarán vagando en el mundo de los vivos sin encontrar paz.

Los Yanomami, el Covid y la Cultura

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Madres indígenas dolientes negocian la exhumación

Júnior Yanomami, presidente del Consejo de Distrito de Salud Indígena, lleva meses negociando con el Gobierno local de Roraima para que estos difuntos puedan ser exhumados y transportados hasta las reservas indígenas.

“Los yanomami hicieron contacto con los brasileños hace relativamente poco tiempo. No entienden el porqué del entierro. Es un impacto cultural muy grande”, explica este joven líder.

“Las madres están todavía muy tristes y desesperadas. Están en las reservas a la espera de que les devuelvan el cuerpo de sus hijos”, añade.

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Una tradición y el fantasma del contagio por Covid-19

El asunto tiene difícil solución porque en Boa Vista no hay horno crematorio y las autoridades prefieren esperar tres años antes de desenterrar los cuerpos para evitar cualquier riesgo de contagio.

Para los yanomanis es un tiempo demasiado largo. “Sabemos que los cuerpos de los yanomamis tienen que regresar y que el ciclo precisa ser cerrado. Pero aconsejamos que eso se haga con seguridad, cuando realmente no haya riesgo de llevar esta infección para el resto de la comunidad”, señala Elaine Rodrigues Maciel, coordinadora regional de la Fundación Nacional del Indio (Funai) en Roraima.

El Gobierno de Brasil costeará la exhumación y el traslado de los cuerpos cuando llegue el momento. Mientras tanto, las madres yanomami aguardan y se debaten entre el dolor y la esperanza.

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¿Quiénes son los Yanomami?

Los yanomamis son uno de los pueblos indígenas relativamente aislados más grandes de Sudamérica. Viven en las selvas y montañas del norte de Brasil y del sur de Venezuela.

Como la mayoría de los pueblos indígenas del continente, posiblemente emigraron hace unos 15.000 años a través del Estrecho de Bering que une Asia y América, y poco a poco fueron bajando hasta Sudamérica. Hoy en día, su población total está en torno a las 32.000 personas.

El territorio yanomami en Brasil es de unos 9,6 millones de hectáreas, dos veces el tamaño de Suiza. En Venezuela, los yanomamis viven en la Reserva de la Biosfera del Alto Orinoco-Casiquiare, que tiene 8,2 millones de hectáreas. Estas dos áreas juntas conforman el mayor territorio indígena selvático del mundo.

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