Data: marzo 27, 2015 | 8:12
ESTRATEGIA INDÍGENA | Almir Narayamoga lleva internet a su hábitat originario...

La historia del cacique suruí que se alió con Google para salvar el bosque amazónico

Con su computadora portátil, en medio de la selva, Almir ha escrito libros y desarrollado un proyecto para plantar un millón de árboles. | Foto AFP

Con su computadora portátil conectada vía Wi Fi, en medio de la selva, Almir ha escrito libros y desarrollado un proyecto para plantar un millón de árboles. | Foto AFP

Almir Narayamoga pertenece a tribu amazónica Surui. Tomó contacto con el “hombre blanco” en 1969. Muy joven se decidió a estudiar biología y hoy sus proyectos dan la vuelta al mundo. Almir movilizó a Google, lanzó un plan de gestión forestal, recibió amenazas, pero no abandona su lucha…

© Catherine Hours | Redacción Sol de Pando

El emblemático jefe indio de la Amazonia, Almir Narayamoga, cacique de la etnia Surui, movilizó a Google, lanzó un plan de gestión forestal, dio la vuelta al mundo… Y, sin embargo, cada día salen de su territorio 40 camiones cargados de madera cortada ilegalmente.

“La presión es muy alta. Ahora es complicado preservar la selva”, explica Almir, que recibió amenazas de muerte de empresarios del sector forestal, pero que no se desanima. “Uno siempre tiene la esperanza de vencer”.

En su libro “Salvar el planeta”, una suerte de testimonio para sus hijos, el indígena brasileño cuenta cómo decidió, hace 25 años, trabajar para defender a los suyos, protegiendo la selva.

“Tenemos un mensaje”, explica en portugués, a su paso por el Salón del Libro de París. “Es posible desarrollarse de forma sostenible, en beneficio de todos”.

Habitantes del territorio Sete de Setembro, casi 250.000 hectáreas situadas entre los estados de Rondônia y Mato Grosso, cerca de la frontera con Bolivia, los surui han vivido una historia vertiginosa en las últimas décadas.

Apenas tres años después de su primer contacto con el “hombre blanco” en 1969, casi llegan a la extinción: la población de 5.000 personas se redujo a sólo 300 por la mortandad que causaron las enfermedades traídas por los invasores. Hoy son unos 1.350 y están determinados a perdurar.

Cuando nació Almir, en 1974, la tribu vio cómo su hábitat se reducía ante la llegada de nuevas poblaciones, pequeños granjeros, especuladores. Su territorio cambió con la construcción de rutas y la aparición de la agricultura.

“La selva siempre nos enseñó a adaptarnos, me decía mi padre. ¡Sobreviviremos!”, escribe. El joven Almir fue el primero de su tribu en hacer estudios (biología). Jefe de su clan a los 17 años, y de la tribu a los 26, ha tenido multitud de ideas por las que lo apodaron el “indio high tech”.

Proyecto “carbono Surui”

El cacique suruí Almir Narayamoga y la ingeniera de Google Rebeca Moore, anunciando la alianza digital en la conferencia climática de Río de Janeiro, en junio del 2012. | Foto AFP

Almir Narayamoga llega, por ejemplo, a un acuerdo con Google Earth que permite cartografiar las parcelas y ver así dónde se producen las talas ilegales. “Necesitamos tecnología para comunicarnos y defendernos”, resume el líder indio. “En Brasil, muchas personas tienen miedo a que los pueblos indígenas consigan su autonomía”.

La comunidad, compuesta hoy por 1.400 personas, espera la llegada de internet.

Los suiris también proponen un plan de gestión de los recursos, que prevé, entre otras cosas, replantar un millón de árboles.

Con la ayuda de organizaciones internacionales, lanzaron un régimen de compensación de carbono: las empresas compran créditos a los suiris y estos, a cambio, protegen la selva.

La siguiente etapa consiste en transmitir ese modelo a las 180 tribus de la Amazonia brasileña. Unas 50 ya respondieron. “La idea consiste en dejar de ser sólo víctimas”, asegura.

Conflictos con el Poder

La tarea es, sin embargo, complicada. La deforestación sigue en su territorio, una zona 20 veces más grande que ciudades como París.

Almir Surui critica con dureza al gobierno federal. “Las políticas públicas quieren un desarrollo a cualquier precio”.

Una quinta parte de la selva amazónica, la mayor del mundo, desapareció por la ganadería intensiva, el cultivo de la soja, el consumo de madera ilegal, las grandes infraestructuras…

¿Qué pasará dentro de 50 años?, se pregunta Almir, que también se preocupa por la sequía y la escasez del bambú que utilizaban, hasta hace poco, para hacer sus flechas… “La destrucción de la selva es responsabilidad del gobierno”, afirma, denunciando medidas como el “decreto 303”, que limita el uso de las tierras por los indígenas.

“Las cuestiones indígenas y medioambientales no son prioridades para el gobierno. Nuestra estrategia consiste en mostrar que nuestros territorios son importantes para Brasil, también económicamente. Brasil podría ser el líder del desarrollo sostenible”, añade el jefe indio, que tiene muchas ideas.

Pretende, por ejemplo, crear una universidad indígena “para que los blancos aprendan a conocer el patrimonio surui”, y un centro de estudio de la biodiversidad.

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