Data: enero 8, 2017 | 5:24
COLUMNA VERTEBRAL | Tres indicadores son interesantes para analizar el impacto de esta nueva etapa que se inauguró en medio de una de las polémicas más virulentas de la historia: la capitalización de YPFB. Se trata de las reservas de gas, los precios de venta y los ingresos por exportaciones…

Carlos D. Mesa Gisbert | GAS. CIFRAS QUE ABRUMAN

La capitalización de YPFB en 1996, la inauguración del gasoducto al Brasil en 1999, el Referendo de 2004, la Ley de Hidrocarburos de 2005 y el Decreto de 1º de mayo de 2006, han marcado el giro progresivo de transformación radical de los ingresos de Bolivia, al punto de recibir ingresos que no tienen comparación alguna con lo que habíamos conocido durante nuestros ciento noventa años de vida independiente. Nadie, ni en sus más delirantes sueños, hubiese supuesto lo que representarían estos hechos en la historia económica del país.

Al nuevo gasoducto a Sao Paulo se sumó la reposición de la exportación de gas a la Argentina después de un paréntesis de algunos años. De ese modo, ambos países se han convertido en nuestra fuente más significativa de ingresos, equivalentes a un promedio de más del 50% del total de nuestras exportaciones en los últimos diecisiete años.

Tres indicadores son interesantes para analizar el impacto de esta nueva etapa que se inauguró en medio de una de las polémicas más virulentas de la historia: la capitalización de YPFB. Se trata de las reservas de gas, los precios de venta y los ingresos por exportaciones.

El primer rubro es el de las reservas. En 1999 los datos oficiales de YPFB indicaban que Bolivia tenía reservas probadas de 5,28 tcf (trillones de pies cúbicos de gas). Para 2003, teóricamente como producto de las inversiones de las trasnacionales, calculó 28,70 tcf, lo que colocaba al país entre las principales potencias gasíferas de América del Sur. En 2010, sin embargo, un informe de la empresa especializada Ryder Scott echó por tierra la ilusión, indicando que un cálculo retroactivo a 2005 marcaba apenas 12,80 tcf y para 2010, sólo 10,01 tcf. La “pérdida” de nada menos que el 65% de las reservas en siete años se convirtió en un gran enigma. ¿Los datos habían sido inflados por los capitalizadores? ¿Las empresas especializadas se habían equivocado? ¿Las transnacionales inflaron sus reservas para mejorar sus cotizaciones en bolsa? Nunca se aclaró. El hecho es que en 2016 el gobierno confirmó que las reservas son de sólo 11 tcf . Estos datos no influyeron hasta hoy, pero son claves para las proyecciones de exportación a futuro.

El segundo rubro es el de los precios. Si hacemos un corte vinculado a procesos políticos diferentes, veremos que en el periodo 1999-2005 el promedio de precios de venta de gas a Brasil fue de 1,76 dólares por mpc (millar de pies cúbicos) con un máximo de 2,50 en 2005 y un mínimo de 1,10 en 1999. En cambio, en el periodo 2006-2016 el promedio de venta a Brasil fue de 5,80 dólares con un máximo de 9 en 2012 y un mínimo de 3 en 2016; el promedio de venta a la Argentina en el mismo periodo fue de 7,58 dólares por mpc, con un máximo de 11 dólares en 2012 y un mínimo de 3,5 en 2016.  Los precios del periodo 2006-2016 son entre cinco y seis veces más altos que los del periodo 1999-2005.

El tercero rubro es el de las exportaciones, en el que se combinan dos factores: el precio y el volumen. La primera variable está ya descrita, la segunda tiene que ver con un incremento significativo de volúmenes. Entre 1999 y 2005 se exportó a Brasil un promedio de 12,6 mmcd (millones de metros cúbicos por día). Las exportaciones a la Argentina se reanudaron a partir de 2004 con un promedio de 4,5 mmcd. En el periodo 2006-2015 el promedio de exportación a Brasil fue de 29 mmcd y a la Argentina de 9,2. Esto quiere decir que el volumen en el periodo 2006-2015 se incrementó sólo algo más de dos veces con relación a 1999-2005.

En millones de dólares, combinados los niveles de precios y volumen, la comparación es muy ilustrativa. Entre 1999 y 2005 Bolivia recibió un total de 2.510 millones de dólares por sus exportaciones de gas, con un máximo en 2005 de 984 millones y un mínimo en 1999 de 33 millones. En el periodo 2006-2015, el país recibió 39.998 millones de dólares, con un máximo de 6.595 millones en 2014 y un mínimo de 2.011 en 2006. Lo notable es que entre 2006 y 2015 hemos recibido ¡veinte veces! más ingresos que en el periodo 1999-2005. Jamás en la historia de las exportaciones de Bolivia desde el nacimiento de la República se había producido un fenómeno equivalente con ninguna de nuestras materias primas. Un solo gobierno ha recibido, como resultado de un solo rubro de exportación, una cantidad superior a la suma total de las exportaciones del país en el periodo 1950-2005 (cincuenta y cinco años) que fue de 37.500 millones de dólares (en cifras absolutas, que no consideran la indexación por la depreciación de la moneda norteamericana).

Es una historia única con los resultados que hoy vemos y con las preguntas cruciales de futuro sobre nuestras reservas, precios internacionales y las características de los nuevos contratos que están a la vuelta de la esquina.

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