30 AÑOS DE UN ASESINATO ANUNCIADO | El líder de los siringueros de Xapurí murió en la puerta de su casa con el pecho atravesado por una bala de fusil. Lo enterraron en la víspera de la Navidad bajo una lluvia que caía llorosa del cielo acreano...

Chico Mendes: “Nací a seis kilómetros de Bolivia”

Chico Mendes, siringuero que aprendió a leer recién a sus 18 años, con un maestro libertario oculto en la selva que luchó en la revolución boliviana de 1952. | Foto Archivo Sol de Pando
© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando en Xapurí
La lluvia cayó cuando el féretro ingresaba al cementerio de Xapurí. | Foto Documental Chico Mendes con Amor, 1988

Diciembre, 24, 1988. Funerales camino al cementerio de Xapurí: lo enterraron en la víspera de Navidad bajo una lluvia que parecia el cielo llorando.

A la hora de “jantar” del 22 de diciembre, Darcy Alvez, enviado por su padre, el hacendado Darly Alvez, le perforó el pecho casi a quemarropa con la bala de un fusil, en la puerta de su casita hecha a mano con madera del lugar.

Treinta años han transcurrido de aquella triste noche, de aquel diciembre horrendo, cuando el siringuero Chico Mendes murió una semana después de haber cumplido 44 años de edad, cuando todavia retumbaba el eco de su alerta vertida en una entrevista de prensa que no se publicó sino después del asesinato: “Quiero vivir para salvar la Amazonia”, declaró Chico, al tiempo advertir que Darly Alves ya lo tenía en la mira, que su muerte estaba anunciada. El silencio cómplice de la prensa venal también lo mató.

La indolencia periodística de Jornal do Brasil

Interpelado por el periodista Altino Machado en 2013, Edilson Martins admitió que su entrevista con Chico no publicada antes del asesinato, podía haber salvado la vida del líder siringuero. | Foto captura

En entrevista con el periodista Edilson Martins realizada el 9 de diciembre de 1988, en Rio de Janeiro, Chico Mendes reiteró lo que venía denunciando desde mayo de ese año incluso ante autoridades policiales y judiciales, que por tal motivo habían asignado dos guardaespaldas a su servicio. Martins le preguntó quiénes amanazaban al líder siringuero. “Ahora son dos hacendados en Xapurí” —respondió Chico— “Darly Alves y Alvarinho Alves, son hermanos. Están inclusive prófugos de la justicia con mandamento de aprehensión. Desde 1973, esos dos hacendados tienen una orden de prisión en Paraná. Pedí que se cumpla el mandamento en el Acre; pero el Superintendente de la Policía Federal, Mauro Espósito, retiene desde hace 16 días esa orden”. Según Chico, Alves y sus sicarios ya tenían en su haber más de 30 asesinatos.

Tengo la esperanza de continuar vivo” —declaró el líder siringuero en tono de dramático pragmatismo—. “Si descendiera un enviado de los cielos para garantizar que mi muerte va a fortalecer nuestra lucha, valdría la pena. Pero la experiencia nos enseña lo contrario. Entonces quiero vivir. Homenajes póstumos y funerales concurridos no van a salvar la Amazonia. Quiero vivir…”.

La entrevista realizada en Rio de Janeiro para Jornal do Brasil, en la cual Chico Mendes reveló los nombres de sus asesinos, fue publicada recién después de cometido el crimen. | Foto fascmil Jornal do Brasil

El periodista que le entrevistó le había ofrecido que el material se publicaría en el suplemento dominical del Jornal do Brasil, el 18 de diciembre, pero la dirección del periódico se opuso, según relata el mismo Martins, arguyendo que Chico era un comunista “politizando el tema medioambiental”.

Indirectamente, Edilson Martins responsabilizó de la no publicación a una negligencia del editor del suplemento, Zuenir Ventura, quien, además de haberse ausentado a otro Estado dejando inédita la entrevista, le comunicó a Martins que Chico Mendes no era una fuente aceptable para la línea informativa de Jornal do Brasil. Paradógicamente, Ventura se hizo famoso y hasta obtuvo un Premio de Periodismo “descubriendo” y promocionando en 1990 al adolescente Genesio da Silva que fue el principal testigo de cargo en el juicio contra los Alves.

La casa en Xapurí donde el líder siringuero fue asesinado 30 años atrás. Hoy es un museo recientemente restaurado | Foto Sol de Pando

Altino Machado —periodista acreano que interpeló en 2013 a Martins, pidiéndole aclare por qué no se publicó la entrevista en el plazo previsto— afirma que se encontró con Chico Mendes ese domingo 18 de diciembre de 1988 en un kiosco de periódicos de Rio Branco. “Estaba triste al constatar que el Jornal do Brasil no había publicado la entrevista”, recuerda.

Altino narró a Sol de Pando que sostuvo ese último encuentro con Chico Mendes en la Plaza de la Revolución y conversaron sentados en un banco frente la colegio estadual Rio Branco, a la sombra de un árbol. A pesar del peligro que corría, Chico “estaba muy entusiasmado con los avances la organización de los trabajadores” —recuerda Machado—. “Me dijo que había participado en una asamblea del sindicato de Sena Madureira y tenía el ánimo muy alto”. Cuatro días después Chico Mendes moría asesinado.

Tras sostener la entrevista con el periodista de Rio de Janeiro, confiando en que esa nota le protegería la vida, Chico volvió al Acre para pasar la Navidad con su familia en Xapurí. La entrevista no se publicó según lo planeado; y los Alves lo esperaban con el fusil cargado, sobre seguro.

La casita hecha a mano de Chico Mendes | VIDEO MUSICAL

El testimonio clave de Genesio da Silva

Genesio da Silva ingresando a la Corte de Justicia de Xapurí. El adolescente fue testigo presencial de los preparativos del asesinato del 22 de diciembre. | Foto Zuenir Ventura

A Chico le gustaba mucho jugar al dominó. Llevaba jugando desde las cuatro de la tarde con sus dos guardaespaldas. A las seis y media le pedí que parase, para servir la cena. Entonces se levantó de la mesa, dijo que iba a ducharse y me preguntó si podía usar la toalla que le había regalado por su cumpleaños. Le dije que sí, tomó la toalla y se dirigió hacia la puerta. Abrió una rendija, vio que estaba oscuro y volvió. Tomó una linterna, abrió la puerta y entonces le dispararon”. Ilzamar Gadelha, esposa de Chico Mendes, que entonces tenía 24 años, recuerda con ese relato los últimos momentos de su esposo mártir.

Darly Alvez y su hijo Darcy en el banquillo de los acusados, 1990. Recibieron sentencia por 19 años de cárcel. Ya están libres. | Foto archivo Sol de Pando

Inmediatamente después del asesinato, todo el mundo sabía ya quiénes lo habían hecho. El mismo Chico se encargó de ponerlos en evidencia mucho antes del crimen.

Pero el testimonio clave en el proceso judicial salió desde dentro de la familia del terrateniente Alves. Era un adolescente de 13 años, Genesio da Silva, que llegó a la hacienda Paraná para cuidar al bebé de su hermana que estaba casada con uno de los 20 hijos del viejo Darly y sus cuatro mujeres, y luego pasaría a ser peón asalariado.

En el juicio de 1990, el hacendado Darly Alves reconoce el rifle que utilizó su hijo Darcy para matar a Chico Mendes. | Foto archivo Sol de Pando

Los Alves mantenían reuniones en el balcón de la casa para planificar el asesinato, y el dormitorio de Genesio estaba al otro lado de la delgada pared de madera. Dijo que desde octubre de 1988 escuchaba mencionar el nombre de Chico Mendes como blanco de un atentado. Asistían a las reuniones los principales cabecillas de la Unión Democrática Ruralista (UDR), organización de los latifundistas de la cual los Alves eran miembros prominentes.

La noche del 21 de diciembre Genesio escuchó afinar los últimos detalles. “Darly estaba con el pistolero y recuerdo que él preguntó si estaba todo listo. Le respondieron que sí; y él preguntó si el cartucho estaba bien cargado y le confirmaron que sí”.

Genesio dijo que después de la última reunión, Darly Alves prometió matar un novillo para hacer un churrasco si el plan de eliminar a Chico Mendes tenía éxito. Pero la fiesta no se celebró porque la Policía le cayó encima mientras el fusil de su hijo todavía humeaba.

Darly y Darcy Alvez fueron enjuiciados en 1990. En diciembre de ese año recibieron sentencia a 19 años de cárcel.

El transfondo histórico de la tragedia

Chico Mendes logró suspender la construcción de la carretera hacia Rio Branco hasta conseguir que los financiadores externos de la obra exijan un Estudio de Impacto Ambiental previo, por primera vez en la historia. | Foto archivo Sol de Pando

El asesinato inminente estaba precedido por un conflicto histórico y socioambiental que se remontaba la década de los setenta. La dictadura militar brasileña había sobre-estimulado la migración de capitales agroindustriales y ganaderos desde el lejano sur. Empresarios de Rio Grande do Sul, de São Paulo y Rio de Janeiro —fomentados por el gobierno Federal mediante créditos subvencionados y otros incentivos fiscales financiados por el BID y el Banco Mundial—, empezaron a ocupar extensas tierras en el norte amazónico, desplazando a los antiguos habitantes que ocupaban el Acre desde las migraciones nordestinas del siglo XIX, cuando aquel territorio aún pertenecía a Bolivia.

“En cinco años fueron expulsados de mi región más de 10 mil familias de siringueros”, declaró Chico Mendes en una entrevista en agosto del ’88 durante el Tercer Congreso de la CUT. | Foto TV Cultura

Entre 1970 y 1975 los latifundios ganaderos y madereros de los empresarios sureños —sobre una superfície de 8 millones de hectáreas— se expandieron al ritmo de un fuego voraz que dejó sin bosque y sin hogar a más 10 mil familias indígenas y siringueras del Acre. Ese impulso capitalista que atravesó también los estados de Rondônia y Mato Grosso, invadió incluso el norte del departamento boliviano de Pando, comenzando entonces el extermino irreversible de la nación indígena Pacahuara.

El desastre se agravó con el inicio improvisado de la construcción de la vía asfaltada BR-364 para conectar la capital Rio Branco con el Alto Acre.

Chico organizó a los siringueros pobres en una resistencia no violenta para frenar el despojo de sus tierras y la destrucción del bosque. | Foto TV Cultura

A mediados de 1987, un monitoreo satelital detectó más de 200.000 incendios provocados (“chaqueos”) para convertir los bosques en pastizales destinados al pastoreo de ganado y otras labranzas para la agroindustria, en un área dos veces mayor al territorio de Suiza. Se calculó que los incendios habían inyectado en la atmósfera más de 500 millones de toneladas de carbono; equivalente al 10 por ciento del aporte mundial de gases de efecto invernadero que afectan el clima cada año.

Según denunciaba Chico Mendes, el violento expansionismo latifundista provocó un éxodo de indígenas y campesinos hacia Bolivia y a la capital Rio Branco. “En cinco años fueron expulsados de mi región más de 10 mil familias de siringueros” —dijo en una entrevista en agosto del ’88 durante el Tercer Congreso de la CUT—. “Cuatro mil de ellas tentaron suerte en la ciudad aumentando el cinturón de miseria urbana de Rio Branco, con nuestros jóvenes sumidos en la droga y la criminalidad, y nuestras mujeres prostituidas. El resto se fue a Bolivia buscándose la vida en los siringales bolivianos, en una situación difícil hasta hoy, pues no son considerados ni brasileños ni bolivianos, viviendo en la clandestinidad”.

Su maestro, combatiente de la revolución boliviana

Al preservar el bosque preservaba su hogar, llevando una vida austera pero feliz junto a su familia. Esa era su filosofía. | Foto G1-Globo

“Yo nací el 15 de diciembre de 1944, en la selva, en el siringal, en el municipio de Xapurí, a seis kilómetros de la frontera con Bolivia…”. Era así cómo Chico Mendes solía presentarse ante los medios y organismos internacionales que acompañaron su lucha.

Francisco Alves Mendes Filho era su nombre completo. Descendía de aquellos siringueros sertanejos que migraron desde el Nordeste cangaceiro, aprendiendo a convivir con el bosque junto a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, con todos sus usos y costumbres. De su innata naturaleza emergió la alternativa a la estrategia depredadora del gran capital trasnacional.

Se convirtió en el principal impulsor de la organización sindical de los siringueros en el Acre brasileño, gracias a la educación que recibió de su maestro Euclides Fernando Távora. | Foto Archivo Sol de Pando

Fue analfabeto hasta los 18 años. A esa edad, aprendió a leer y a escribir frecuentando la cabaña oculta en el bosque acreano de un ex combatiente de la revolución del 9 de abril de 1952 en Bolivia. Chico conoció a Euclides Fernando Távora, su maestro, en 1962.

Távora era un militante anarquista que huía de la persecusión tanto en Bolivia como en Brasil. Le enseñó a Chico Mendes deletrear titulares de periódicos viejos; y a medida que aprendía a leer las noticias, el joven siringuero entendía la necesidad de cambiar el mundo organizando a los pueblos autogestionariamente.

Cuando aprendió a leer y escribir, descubrió el poder de la educación para hacer frente a los opresores. “En aquella época los hijos de los siringueros no tenían derecho a la escuela, pues si aprendían a hacer cuentas, descubrirían que estaban siendo robados; por eso los patrones no permitían la alfabetizacipon de los peones”, explicó el lúcido luchador.

En 1975, una misión de la Confederación de Nacional de Trabajadores Rurales Agrícolas (Contag) había llegado a Brasiléia, ciudad vecina a Cobija, para impartir un curso de sindicalismo. “Recordé las recomendaciones de Euclides y me fui para allá” —narró Chico—. “Y funcionó. Gracias a todo aquello que él me había enseñado durante tres años, acabé siendo elegido Secretario General del Sindicato”. Desde entonces nadie, sino la muerte, podría detener ese vendaval de justicia, llamado Chico Mendes, que se desató aprendiendo a leer periódicos viejos de la mano de un viejo combatiente anarquista de la revolución boliviana.

Un ejemplar de la cartilla Poronga que aún se conserva en una de las escuelas creadas por el sindicato de Chico Mendes. | Foto documental O Preço da Floresta

Cuando su lucha llegó a una fase superior con la creación de esas comunas indígenas-siringueras llamadas “Reservas Extractivistas”, la primera obligación de cada cooperativa era construir escuelas. “Creamos una cartilla escolar denominada Poronga, con contenidos diseñados en base a los textos de Paulo Freire y con apoyo de amigos teólogos de la Liberación y grupos de universitarios y profesores voluntarios”, explicó el líder en aquella entrevista. Poronga es una especie de linterna que los siringueros usan en la cabeza para caminar iluminándose de noche en la selva oscura.

Según testimonio de la antropóloga Mary Allegretti, quien colaboró con el proyecto alfabetizador de Chico, los libros escolares de la época desconocían la historia del Acre. “En aquella época no teníamos libros para comenzar la escuela, los libros oficiales sólo contaban la historia del sur del Brasil y no contaban la historia de aquí”,  recordó la educadora que trabajaba como maestra en las escuelas siringueras. 

Gestación de las comunas siringueras

Una alegoría de los Empates, cordones de resistencia humana no violenta, organizados y liderados por Chico Mendes. | Foto Diario Popular

A partir de 1975 cuando es elegido Secretario General del primer sindicato organizado en el Acre, colaborando con Wilson Pinheiro que preside la naciente organización sindical, Chico Mendes se constituirá en la piedra en el zapato para los hacendados llegados del Sur con sus motosierrras, tractores y lanzallamas. En 1976 encabeza las primeras acciones directas para impedir el despojo de tierras formando trincheras humanas que impiden el avance de los motosierristas. Al año siguiente es elegido concejal en el município de Xapuri por el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), convirtiendo la Cámara Muncipal del pueblo en un foro de debate público sobre la devastación del bosque amazónico. También en 1977 participa en la fundación del Sindicato de Trabajadores Rurales de Xapurí, el segundo en el Acre despues de aquel que se fundara en Brasiléia en 1975.

Wilson Pinheiro presidió el primer sindicato siringuero que se creó el Brasiléia, con Chico Mendes como Secretario General. Pinheiro murió assinado en julio de 1980. | Foto Archivo Sol de Pando

En 1979 Chico Mendes comienza a enfrentar una persecusión frontal desde los aparatos represivos del Estado, mientras los sicarios del latifundio comienzan a tirar muertos en las orillas del rio Acre. A pesar de tener fuero como concejal, los interventores militares lo interrogan sometiéndolo a torturas.

El 21 de julio de 1980 —cuatro días después del narco-golpe de Estado en Bolivia con García Meza y Arce Gómez—, unos pistoleros asesinan en Brasiléia a Wilson Pinheiro el momento en que se reunía con Chico Mendes. Ese mismo año el Gobierno de João Figueiredo dicta una Ley de Seguridad Nacional que penaliza la resistencia de los siringueros al avance incendiario de los latifundios.

La delegación del Acre encabezada por Chico Mendes en el Tercer Congreso de la CUT que se realizo en São Paulo, agosto de 1988. | Foto Comité Chico Mendes

Tras la muerte de Wilson Pinheiro, Chico asume el liderazgo acreano y despliega toda su creatividad organizativa para resistir el embate de la Ley de Seguridad Nacional. Toma una idea del fútbol, deporte nacional, según la cual si no es posible derrotar al enemigo, el empate es siempre preferible. Los “empates” son formas ampliadas de sus “trincheras” de 1976. Une a siringueros autónomos, indígenas y peones de las haciendas que forman cordones humanos —junto a sus familias, incluyendo niños y ancianos—, alrededor de los motosierristas, tomados de las manos, impidiendo pacíficamente el avance de los “desmatadores” (desboscadores).

Chico corre tras el camión que transporta a los siringueros “libertos” hacia la Reserva Extractivista del siringal comunitario de Cachoeira. | Foto Archivo Sol de Pando

Junto a Lula da Silva y Marina Silva participa en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) y se lanza como candidato para diputado estadual en 1982. No gana la elección pero aprovecha la campaña para expandir sus ideas. En 1985 se funda en Brasilia DF el Consejo Nacional de Siringueros, del cual es elegido su primer Presidente.

En 1987 ambientalistas internacionales lo invitan a Estados Unidos para denunciar ante el Senado norteamericano el desastre ecológico generado por el financiamento del BID y del Banco Mundial a los proyectos “de alto impacto” en la Amazonia. Convence al BID de suspender la construcción de la carretera BR-364 y se condiciona el financiamento, por primera vez en la historia, a un Estudio de Impacto Ambiental previo. Es recibido en la Asamblea de la ONU, que le entrega un Premio por la defensa de los bosques amazónicos.

Chico Mendes en el foro de la ONU,1987. Su interpelación a los organismos internacionales reforzó su lucha para hacer retroceder a los destructores del bosque amazónico, a costa de su vida. | Foto Archivo Sol de Pando

En 1988, año en que se promulga la Constitución Federal aún vigente hoy en Brasil, bajo el gobierno de José Sarney, propone la creación de comunas autogestionarias en los bosques que se salvaron de las quemas y motosierras gracias a los empates.

Su Tesis es aprobada por el Tercer Congreso de la Central Única de Trabajadores (CUT) celebrado en agosto de ese año en São Paulo, cuando fue elegido miembro del Comité Ejecutivo.

Surgió entonces la primera “Reserva Extractivista” (Resex) en el siringal Cachoeira al que pertenece Chico. Son unidades económicas de propiedad comunitaria, basadas en el modelo cooperativista.

Chico explicó así su propuesta de autogestión productiva del bosque:

“Durante mucho tiempo peleamos por la cuestión de la Amazonia; pero no teníamos una propuesta alternativa, la cual empezamos a articular sólo a partir de 1985.
Queremos que la Amazonia sea preservada, pero queremos también que sea económicamente viable…
Entonces partimos de un punto en el cual, con la Reserva Extractivista, garantizamos una política de comercialización de la goma, pues sabemos que ésta se halla amenazada por las plantaciones de siringas en el Sur. Pero la cuestión no es esa.
Tenemos la castaña que es uno de los principales productos de la región y que está siendo devastada por los hacendados y madereros. Tenemos también la cuestión del cacao, de la guaraná y de otros cultivos que se pueden desarrollar sin devastar el bosque. Tenemos la copaíba, la tucuma, la bacaba, el asaí, la miel de abejas… una variedad de árboles medicinales que hasta hoy no fueron catalogados, como el babasú; una variedad de productos vegetales cuya comercialización garantiza que la Amazonia, en diez años, se transformará en una región económicamente viable, no sólo para el país sino para el mundo.
Lo que necesitamos es que el Gobierno le de prioridad a la industrialización de esos productos…”.

Actualmente existen en Brasil 43 comunas autogestionarias Resex ocupando ocho millones de hectáreas donde viven aproximadamente 20 mil personas, según datos del Centro Nacional de Investigación y Conservación de la Socio-biodiversidad Asociada a Pueblos y Comunidades Tradicionales (CNPT, por su sigla en portugués).

Tal, la obra vital que dejó Chico Mendes en el camino de su utopía siringuera.

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