Data: abril 11, 2016 | 17:38
PERFIL IDEAL | Visitar a Leopoldo Fernández pocas horas después de recibir la condecoración del Cóndor de Los Andes de manos de Evo Morales, fue un acto de elocuente militancia en la defensa de las libertades y los Derechos Humanos…

XAVIER ALBÓ, DEFENSOR DEL PUEBLO

La noticia de la condecoración aún estaba fresca y de pronto los medios mostraron a Xavier Albó, la tarde del mismo 5 de abril, tomándose un copetín en la casa de Leopoldo Fernández, el ex Prefecto de Pando a quién el gobierno de Evo Morales mediante acciones expresas del Ministro de la Presidencia, acusa y enjuicia por la masacre de Porvenir acaecida el 11 de septiembre del 2008. | Fotomontaje Sol de Pando

La noticia de la condecoración aún estaba fresca y de pronto los medios mostraron a Xavier Albó, la tarde del mismo 5 de abril, tomándose un copetín en la casa de Leopoldo Fernández, el ex Prefecto de Pando a quién el gobierno de Evo Morales mediante acciones expresas del Ministro de la Presidencia, acusa y enjuicia por la masacre de Porvenir acaecida el 11 de septiembre del 2008. | Fotomontaje Sol de Pando

Razonando como razonaría un Defensor del Pueblo idóneo para la actual coyuntura boliviana, Albó ve dos identidades políticas y personalidades ideológicas en Evo Morales: Uno es su amigo de siempre, el Evo Pueblo, el del rostro indígena y alma india. El otro, al que increpó por su afán prorroguista el 5 de abril, es el Evo Estado, el de los privilegios excluyentes y egolatría reaccionaria. Albó quisiera que el Evo Pueblo tenga más peso que el Evo Estado, pero Quintana, el siniestro cortesano del Palacio Quemado, afiebrado por su personalísima ambición de poder, no lo permite…

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando
ACERCA DEL AUTOR Xavier Albó nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España). En 1951 se hizo miembro de la Compañía de Jesús. Emigró a Bolivia en 1952 y se nacionalizó ciudadano boliviano. Es doctor en Lingüística Antropología por la universidad de Cornell, Nueva York (1966 70); licenciado en Teología de la Facultad Borja, Barcelona (1961 4) y de la Loyola University, Chicago (1964 5). Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1955 58). Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba (1952 4) y luego en la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1953 4). Entre otras actividades, se ha desempeñado como miembro del consejo académico de la maestría en antropología de la Universidad La Cordillera y del doctorado en Desarrollo del CIDES (Universidad Mayor de San Andrés, 2002). Ha sido coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas (1995). Miembro de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica (1995). Desde 1994 es miembro del Comité Directivo del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB)1 y actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad-PIEB. Ese mismo año se hizo miembro del directorio de NINA2 y fue presidente del Programa hasta 2001. A partir de 1972 se ha desempeñado como profesor ocasional en diversas universidades públicas y privadas de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro. En 1971 cofundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)3 , del que fue el primer director, hasta 1976. Investigador antropólogo en la oficina nacional de CIPCA (La Paz), ha cubierto diferentes cargos internos. Actualmente es miembro del Directorio. Entre 1978 y 1994 fue miembro del Consejo Nacional de Planificación (CONAP) y en 1995 se hizo miembro de la Asamblea y del equipo de la Unidad de Acción Política de CIPCA. A lo largo de su carrera ha realizado evaluaciones, reestructuraciones, planificaciones y otros para organizaciones no gubernamentales; y ha dictado cursos breves en temas antropológicos y rurales en universidades bolivianas. Su aporte ha sido ponderado con invitaciones y consultorías hechas en Bolivia y a nivel internacional.

QUIÉN ES XAVIER ALBÓ
| Nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España). En 1951 se hizo miembro de la Compañía de Jesús. Emigró a Bolivia en 1952 y se nacionalizó ciudadano boliviano.
Es doctor en Lingüística Antropología por la universidad de Cornell, Nueva York (1966 70); licenciado en Teología de la Facultad Borja, Barcelona (1961 4) y de la Loyola University, Chicago (1964 5). Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1955 58). Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba (1952 4) y luego en la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1953 4).
Entre otras actividades, se ha desempeñado como miembro del consejo académico de la maestría en antropología de la Universidad La Cordillera y del doctorado en Desarrollo del CIDES (Universidad Mayor de San Andrés, 2002). Ha sido coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas (1995). Miembro de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica (1995).
Desde 1994 es miembro del Comité Directivo del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB)1 y actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad-PIEB.
Ese mismo año se hizo miembro del directorio de NINA2 y fue presidente del Programa hasta 2001.
A partir de 1972 se ha desempeñado como profesor ocasional en diversas universidades públicas y privadas de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro.
En 1971 cofundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)3 , del que fue el primer director, hasta 1976. Investigador antropólogo en la oficina nacional de CIPCA (La Paz), ha cubierto diferentes cargos internos. Actualmente es miembro del Directorio. Entre 1978 y 1994 fue miembro del Consejo Nacional de Planificación (CONAP) y en 1995 se hizo miembro de la Asamblea y del equipo de la Unidad de Acción Política de CIPCA.
A lo largo de su carrera ha realizado evaluaciones, reestructuraciones, planificaciones y otros para organizaciones no gubernamentales; y ha dictado cursos breves en temas antropológicos y rurales en universidades bolivianas.
Su aporte ha sido ponderado con invitaciones y consultorías hechas en Bolivia y a nivel internacional.

Por supuesto que poseer el Cóndor de Los Andes, máxima condecoración del Estado boliviano para sus ciudadanos más sabios y notables, no es un requisito esencial para postularse al cargo de Defensor del Pueblo; tampoco es un impedimento. Pero si quien postulara a esa investidura tuviera en su currículum vitae un Cóndor de Los Andes conferido precisamente por una vida plenamente consagrada a defender las libertades democráticas y los derechos civiles, no elegirlo Defensor del Pueblo cuando Bolivia necesita uno de verdad, sería una vergüenza nacional y más si fuera una deliberada omisión.

La mañana del pasado 5 de abril, junto a otro sacerdote de su misma congregación igualmente condecorado (el jesuita Mauricio Bacardit), Xavier Albó asistió a un solemne acto realizado en el Palacio Quemado donde el presidente Evo Morales le confirió la Medalla del Cóndor de Los Andes en mérito a “su labor activa en favor de las comunidades indígenas de Bolivia, así como la emprendida con relación a la democracia y los derechos humanos del pueblo boliviano”.

En el mismo acto, el padre Albó no vaciló exponer aquella personalidad por la que el Gobierno, a iniciativa del Canciller, había decretado otorgarle el cóndor de Los Andes. Personalidad libertaria, sin pelos en la lengua cuando de dar voz a la verdad y la justicia se trata, don Xavier puso a prueba de fuego la frágil tolerancia de los gobernantes que lo galardonaron. En vez de deshacerse en agradecimientos doblando la cerviz, adulando patéticamente y mostrando indigna sumisión por haber recibido la medalla, más bien con su permanente sonrisa a flor de labios y en el tono de su habitual buen humor, Albó le recriminó a Evo Morales su intento de reelegirse por cuarta vez e indefinidamente a costa de alterar la Constitución, y desbarató las expectativas presidencialistas de García Linera promoviendo las de Choquehuanca. Pero a la vez se declaró militante fiel del proceso de cambio. “Esto que ustedes hacen no es parte del proceso de cambio” les dijo de frente a Evo Morales y García Linera, con el Cóndor de Los Andes luciendo en su pecho. No sabemos si esa crítica de Albó dentro el mismo Palacio Quemado inspiró en los gobernantes un asomo de saludable autocrítica.

A diferencia de Rolando Villena que aceptó ser Defensor del Pueblo cohonestando previamente con el MAS y permitiéndole al Ministro de la Presidencia (en “gratitud” por la designación) imponga personal de su confianza que controló hasta hace pocos años esta institución autónoma (lo cual derivó recién en una bochornosa ruptura entre Villena y Morales), si Xavier Albó fuese el nuevo Defensor del Pueblo no cohonestaría con el poder gobernante, por el contrario el equilibrio institucional requerido quedaría intacto.

En la casa de Leopoldo Fernández

La noticia de la condecoración aún estaba fresca y de pronto los medios mostraron a Xavier Albó, la tarde del mismo 5 de abril, tomándose un copetín en la casa de Leopoldo Fernández, el ex Prefecto de Pando a quién el gobierno de Evo Morales mediante acciones expresas del Ministro de la Presidencia, acusa y enjuicia por la masacre de Porvenir acaecida el 11 de septiembre del 2008. En esa casa que visitó Albó, Fernández cumple detención domiciliaria como una medida sustitutiva a al encarcelamiento en el que se mantuvo por más de cinco años en el Penal de San Pedro, en La Paz a dinde fue trasladado desde Cobija, por órdenes del Ministro de la Presidencia poco después de la militarización de Pando.
Xavier Albó hizo en pocos minutos lo que Rolando Villena jamás osó en sus estériles diez años como Defensor del Pueblo: tender el corazón y la mano al “enemigo” que sufre una injusticia ante el poder autoritario de un gobierno que, con ello, se aleja de los principios humanistas del proceso de cambio. “Leopoldo es un adversario antes muy poderoso al que reconozco por el maltrato que dispensó a los campesinos de Pando para favorecer a su camarilla de latifundistas racistas; pero hoy también veo en él un ser humano que está sufriendo una injusticia fuera de todo lo razonable y eso ha debido cambiar su espíritu”, dice el soldado jesuita.
Para Albó, Leopoldo Fernández —a quien el rencoroso y codicioso Quintana declaró enemigo número uno del régimen— es una víctima de un Poder que él mismo ejerció y ahora otros ejercen contra él sañudamente, una vez que lo desplazaron. El patriarca de Pando está a punto de recibir una condena de 30 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad que, stricto sensu, jamás cometió en el grado de autoría material e intelectual por los que Quintana lo hizo imputar usando como “prueba” un video entregado a este Ministro por el jefe de aquellos sicarios (entonces “leopoldistas” y después “quintanistas”) que abrieron fuego contra esos desafortunados e inocentes campesinos del MAS mientras cruzaban a nado el río Tahuamanu, durante la masacre de Porvenir.
“Quiero aclarar que me vi con el señor Leopoldo por pura casualidad: yo estaba en la vagoneta de un canal de televisión y tenía que esperar a otra persona que estaba en la casa de él. Entonces  me dijeron que Leopoldo se enteró que yo estaba cerca, me quería ver y así fue que acepté visitarlo” —es la explicación de Albó sobre su encuentro con el ex Prefecto de Pando, como si quisiera atribuir esa visita a un capricho del azar al margen de su propia voluntad—.  Pero para que no surjan sospechas de sus convicciones y nada quede librado a la suerte, el sacerdote fue más preciso: “No pudimos conversar casi de nada, nos la pasamos tomándonos fotos para la prensa mientras duró un whisky que me invitó.  Lo único concreto que pudimos hablar es que yo le haré una próxima visita más formal para escucharlo con menos prisa”.

Perfil ideal de un Defensor del Pueblo

Huelga de hambre de 1978 realizada por mujeres mineras que lideró Domitila Chungara para exigir una amnistía democrática precipitando la caída del dictador Banzer. Apoyaron miltantemente ese movimiernto los sacerdortes Luis Espinal y Xavier Albó, en esta foto histórica junto a Domitila.

Huelga de hambre de 1978 realizada por mujeres mineras que lideró Domitila Chungara para exigir una amnistía democrática precipitando la caída del dictador Banzer. Apoyaron militantemente ese movimiento los sacerdotes Luis Espinal y Xavier Albó, en esta foto histórica junto a Domitila. | Foto archivo

Razonando como razonaría un Defensor del Pueblo idóneo para la actual coyuntura boliviana, Xavier Albó ve dos identidades políticas y personalidades ideológicas en Evo M orales. Uno es su mejor amigo, desde siempre: el Evo Pueblo, el del rostro indígena y alma india. El otro, al que increpó por su afán prorroguista en el acto del 5 de abril, es el Evo Estado, el de los privilegios excluyentes y egolatría reaccionaria.  Albó quisiera que el Evo Pueblo tenga más peso que el Evo Estado, pero Quintana, el siniestro cortesano del Palacio Quemado, afiebrado por su personalísima ambición de poder, no lo permite.

Xavier Albó se considera amigo personal de Evo Morales, del Evo Pueblo. Lo conoció durante las dramáticas luchas cocaleras contra la intervención militar norteamericana en el Chapare durante las décadas de los 80’ y los 90’ poniéndose al lado de Evo Morales en esas luchas, como cuando se lo vio junto a Luis Espinal en el piquete de la huelga de hambre dirigida por Domitila Chungara para arrancarle al dictador Banzer la amnistía general de 1978.

El denominado proceso de cambio que le toca liderar a Evo Morales empezó mucho antes que llegue el propio Evo, remarca el religioso académico. Como riguroso historiador, concibe este proceso revolucionario como parte de una memoria larga que va más allá del MAS, “partido en del cual no soy militante”, aclara. “Este es un proceso, quizá más intenso pero menos trágico y menos sangriento que la revolución del 52, que responde a los objetivos del pueblo movilizado. Evo es un conductor y líder nato de este proceso, pero de ninguna manera su dueño exclusivo y absoluto”.

Reconoce en Evo Morales a un hombre que ha hecho historia en Bolivia como ningún otro gobernante en las últimas décadas, “precisamente por su ligazón orgánica con el pueblo oprimido”. Es gracias a la fuerza emblemática de Evo Pueblo en el poder, asegura Xavier Albó, que los pueblos indígenas no sólo en el mundo rural sino también en el urbano, “hoy se sienten orgullosos de sus raíces, son dignos, se han hecho visibles y el país entero los reconoce, gracias Evo”.

Pero hay otro Evo que no es tan amigo: El Evo Estado, rodeado de hombres de negro, el de los infinitos privilegios y una adicción casi compulsiva a la adulación de sus perniciosos entornos aparecidos de la noche a la mañana. Es el Evo que permite entre lo que le rodean una mezcla obscena de la función pública con intereses privados, personales y familiares, distorsión administrativa sobre la que se erigen casi indestructibles estructuras de corrupción al extremo de lo que nos trajo el caso de Gabriela Zapata. Es el Evo al que Xavier Albó aconseja no cometer el error de insistir en su elección, “podría perder”, sugiriéndole más bien constituirse en asesor de un posible próximo gobierno del proceso de cambio que bien podría presidir David Choquehuanca.

Xavier Albó —que como la mayoría del pueblo boliviano puso sus ilusiones en el proceso revolucionario de cambio— anhela que el presidente Evo Morales pase a la historia como un luchador social que supo gobernar radicalizando la democracia y el respeto a los derechos de otros, el Evo Pueblo; y no como un “estadista” más, el Evo Estado, que permitió a sus costillas el surgimiento de una casta nefasta de nuevos ricos.

Este sacerdote de 81 años tiene una lucidez mental (fruto de su incesante creación intelectual) y una fortaleza física que son ideales para ejercerlas como Defensor del Pueblo, capaz de contar con el respaldo decisivo del Evo Pueblo (por ejemplo para indultar a Leopoldo Fernández) y sin miedo alguno ni pelos en la lengua para interpelar y criticar al Evo Estado, poniéndole el dedo en la llaga las veces que sean necesarias.

“¿Cómo ve su futuro hoy que tiene 81 años?”, le preguntaron en una entrevista televisiva: “Me veo muy bien, se que viviré hasta mis 91 años… Pero si me tuviera que morir mañana, igual estoy feliz”. Y en su sabiduría, acuñó una máxima que lo inmortaliza: «Es mejor morir viviendo, que vivir muriendo».

Desde una innata vocación sacerdotal, así habla un genuino Defensor del Pueblo.

Albó exhorta a Evo Morales aceptar su derrota en el referéndum re-eleccionista | VIDEO

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